La Madrid y el voto

El voto es siempre personal y secreto. Es decir, si el ciudadano cuenta con un derecho personalísimo, único e intransferible, es el voto. Por ello es incuestionable y debe ser respetado. Es quizás la más nítida conquista que conserva nuestra democracia.

Lo que si podemos, desde este lugar o desde el simple ciudadano, hacer análisis o intentar interpretar los resultados electorales derivados del ejercicio del voto. Si así lo hiciéramos,  no se analiza el voto personal, sino que se trata de entender el voto del conjunto, de un territorio o lugar determinado.

Hace unos pocos días se llevaron adelante en todo el país las elecciones para elegir los candidatos de los diferentes partidos para las elecciones presidenciales del mes de octubre. Los resultados indican que Unión por la Patria venció de manera categórica en nuestra localidad con un 64%, Fuerza Republicana obtuvo un 18%, y Juntos por el Cambio 16%.

Si consideramos que el voto es una manifestación de voluntad y sin entrar en el análisis profundo de las propuestas de todos los partidos, es claro que un importante numero de nuestros vecinos optaron por algunas que de imponerse en las elecciones a nivel nacional irían a contramano de todas nuestras tradiciones y de nuestra cultura local.

Muchos vecinos locales optaron por un candidato que propone la comercialización de órganos humanos. Votaron para que el hospital Ramon Massa sea privado, o para que nuestra escuela primaria sea paga, o que la Escuela Matienzo sea arancelada. Algunos vecinos, entre los que nos incluimos, no nos imaginamos como hubiera sido nuestra infancia, juventud, y la vida actual si esto fuera así, donde todo es privado y con un estado ausente, en un contexto de importantes niveles de pobreza y desocupación.

Muchos eligieron, quizás luego de un profundo análisis o quizás no, para que las escuelitas rurales sean privadas. Talvez estos vecinos sientan que un Boucher o baucher le resuelva el acceso a la educación superior que hoy de manera gratuita disponen en el IES La Madrid o en la Universidad Nacional de Tucumán que todavía es pública.

Cualquiera sea la motivación o el análisis que hayan hechos los que votaron de ese modo, lo concreto es que eligieron esas propuestas. Quizás esta sea la oportunidad para que asumamos que los madrileños elegimos, y que cuando votamos, optamos.

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