Las altas temperaturas del verano pueden representar un riesgo grave para la salud si no se toman las precauciones necesarias. Hidratación constante, evitar la exposición al sol en horarios críticos y prestar atención a los síntomas son claves para prevenir el golpe de calor. Especial atención deben tener los grupos más vulnerables, como personas mayores, niños y quienes padecen enfermedades crónicas.