El año que se fue dejo huellas profundas en la vida cotidiana de los argentinos y de los madrileños en particular. El triunfo del seleccionado de futbol hizo olvidar por unos días lo difícil de la vida diaria de muchos de nuestros vecinos. La realidad nos muestra la falta de trabajo, el dinero que no alcanza, y un esfuerzo cada vez mayor para poder cubrir las necesidades mínimas como una verdad que nos golpea el rostro.
Ademas de esta dura realidad, el año que paso nos mostró la falta de un proyecto colectivo que nos devuelva la esperanza a todos, y nos muestre que es posible, sino superar los problemas de las familias locales, al menos disminuir sus efectos negativos.
Estamos convencidos que el mayor desafío para nuestro pueblo en el año que se inicia es recuperar la autonomía y la independencia. Quizás alguien se pregunte por que planteamos esto, cuando las dificultades nos abruman a todos. La respuesta es sencilla, solo debemos mirar nuestro pasado reciente, y recorrer la historia de nuestro pueblo.
Creo que todos coincidiremos en que la herramienta para construir un proyecto colectivo debe asentarse en un gobierno local que este convencido de esto y lidere el proceso.
Todos, y los más jóvenes pueden preguntar a sus padres y abuelos, sabemos que La Madrid tuvo sus mejores momentos cuando supo tener un mensaje propio y dirigentes que hicieran respetar el mismo. Todos saben que nuestro pueblo pudo concretar sueños cuando supimos ser independientes de pensamientos y autónomos en la decisión local. La construcción del balneario comunal, el hospital, la escuela terciaria, y muchos otros ejemplos nos dan la razón.
Todos pudimos ver en estos últimos tres años como nuestro pueblo dejaba de tener proyectos propios para embarcarse en proyectos ajenos que no representan el sentir de nuestros vecinos. Hoy La Madrid se convirtió en furgón de cola de proyectos personales y foráneos. Muestras y ejemplos sobran. Las viviendas se construyen en pueblos vecinos, la obra pública llega a ciudades vecinas, como si los madrileños tuvieran los problemas resueltos.
Quizás no hayamos sido claro en los párrafos de arriba. Lo que estamos diciendo es que La Madrid debe recuperar la independencia de acción como condición básica para trabajar en la busqueda de soluciones. Lo que queremos decir es que no podemos ni debemos, en el siglo XXI, permitir que ningún proyecto político personal de dirigente alguno convierta a nuestro pueblo en esclavo de dichas ambiciones. La Madrid solo debe tener un proyecto: “El Proyecto La Madrid”, y no ser esclavo de dirigentes vecinos.
La Madrid se merece y puede ser independiente. Este es el desafío para el año que se inicia.